La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente
adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho
a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que
producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y
políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las
empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos
ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y
corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas
alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar
gestionados por los productores y productoras locales.
La soberanía alimentaria prioridad a
las economías locales y a los
mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la
agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la
producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la
sostenibilidad medioambiental, social y económica.
La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos
los pueblos, y los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación
y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y a la gestión de nuestra
tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro
ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los
alimentos.
La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.
La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.
ALICIA CID Y ALEJANDRO AGUDO.
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